Maussanes les Alpilles
Nuestro último día en Lisboa
Lo más destacado de nuestros pocos días en Lisboa fue un viaje en barco a Cristo Rei.
Para finalizar nuestra comparativa de pastéis de nata: Manteigaria Fábrica de Pastéis de Nata. Verdaderamente cierto son divinos y acaban de salir del horno.
Rebelote tomamos el tranvía 28 y subimos al Castelo de São Jorge. Caminamos lentamente en el camino de regreso y tomamos un aperitivo «tranquiiilllle» en las calles peatonales del centro de la ciudad.
Pausa para almorzar
Para nuestro almuerzo encontramos un pequeño restaurante absolutamente excepcional. Las mejores hamburguesas sin pan jamás comido. Un dueño encantador, delicioso vino (¡o incluso varios vinos!), Carne perfectamente cocida. En general, disfrutamos mucho y saboreamos nuestra comida.
Partimos en dirección al puerto, decididos a aprovechar nuestro viaje en barco a Cristo Rei en el Tajo.
Todos estamos tan esperando la partida del barco que Maryse salta apresuradamente de una acera y se tuerce el tobillo. Una bonita distorsión puntiaguda que arruinará el final de la sala de estar.
Valientemente decide continuar porque no quiere perder nada de lo que haremos.
Luego llegamos en bote desde el otro lado de la bahía y con un bus más tarde estamos al pie del Cristo Rei.
Es un monumento que representa el Sagrado Corazón de Jesús (un pequeño Corcovado pero no el de Río !!). La vista desde la cima es magnífica, con vistas al Puente 25 de abril. Cristo Rei domina la ciudad de Lisboa desde la desembocadura del Tajo.
Todos estamos un poco encantados con este paisaje, algunos disfrutando de un momento de meditación en la pequeña capilla.
Luego volvemos al bus y al bote, excepto que nadie ha pensado en mirar los tiempos de regreso en bote y que tenemos que esperar una hora mirando el río y los pescadores !!
De regreso a tierra firme en el corazón de la ciudad, aprovechamos para hacer nuestras últimas compras, y sí, mañana salimos temprano.
Fin de nuestro viaje a Lisboa
Maryse, todavía de buen humor a pesar de su dolor de tobillo, nos sigue por todos los callejones que suben en busca del último restaurante de Lisboa.
Para Maryse y Claude regresará en taxi después de la cena. Para otros es posible caminar de regreso con la posibilidad de pasar frente a la pastelería Manteigaria cuando suena la campana que anuncia la salida del horno de los deliciosos pastéis de nata … Imposible resistirse y por otro lado nadie piensa en privarse de este pequeño placer.
Lisboa mochilero
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